Los dos profetas. La Iglesia o Mujer vestida de sol.
Cuarto tapiz (segundo entrando, a la izquierda).- Escena
primera (mirando al tapiz. Arriba, entre izquierda y centro. Hay un rótulo).
San Juan recibe de un ángel la vara para medir el templo del Señor. El rótulo,
en latín, dice así «Levántate y mide el templo de Dios»."Se me
dio una caña. como de una vara, y me dijeron: «Ve a medir el santuario
de Dios, el altar y el lugar donde se da culto” (Apoc. 11,1) Escena
segunda (arriba, izquierda). Los dos testigos hablando a las gentes.
"Mandaré a mis dos Testigos que profeticen, vestidos de sayal, mil
doscientos sesenta días. Ellos son los dos olivos, los dos candelabros
que están en la presencia de! Señor de la tierra. Cuando alguno intente
hacerles daño, saldrá de su boca fuego. Abrasará a sus enemigos. Tienen
poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva mientras dure su profecía.
Tienen también poder para transforma voluntad, con plagas de toda
especie” (Apoc. 11, 3-6) Escena
tercera (abajo, a la izquierda). Un dragón, que representa el mal,
ataca a los dos profetas y los echa por tierra.”Cuando terminen su
testimonio, la fiera que sube del abismo les hará la guerra, los derrotará
y los matará” (Apoc. 11, 7). Escena
cuarta (encima del dragón). Los dos profetas muertos."Sus cadáveres
yacerán en la plaza de la gran ciudad, llamada en lenguaje profético
Sodoma o Egipto, donde también se crucificó a su Señor, Durante tres días
y medió, gentes de todo pueblo y raza, de toda lengua y nación, observarán
sus cadáveres, y no permitirán que nadie les de sepultura. Los
habitantes de la tierra se felicitarán por su muerte; harán fiesta y se
cambiarán regalos, porque esos dos Testigos eran un tormento para los
habitantes de la tierra” (Apoc. 11, 8-10). Escena
quinta (centro). Los dos profetas, resucitados, suben a la gloria del
Señor, quien aparece encima, rodeado de los 24 ancianos. Los impíos, a
un lado y otro de los profetas, contemplan asustados la escena. “Al cabo
de tres días y medio, un aliento de vida, mandado por Dios, entró en
ellos; y se pusieron en pie. Un gran terror sobrecogió a cuantos lo veían.
Se oyó entonces una voz potente que les decía desde el cielo: “Subid
aquí”. Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus
enemigos." (Apoc. 11,11-12). "Los 24 ancianos que están
sentados delante de Dios cayeron rostro en tierra rindiendo homenajea
Dios." (Apoc. 11,16) Escena
sexta (centro, derecha; entre arriba y abajo). Castigo de las ciudades
impías, que aparece al fondo. Se ve caer el fuego poco a poco. “En
aquel momento se produjo un gran terremoto, y se desplomó la décima
parte de la ciudad. Murieron durante el terremoto 7.000 personas; los demás,
aterrorizados, dieron la razón al Dios del cielo” (Apoc. 11, 13) Escena
séptima (arriba, derecha). El Señor, que se presenta entre nubes al
lado del arca, que tiene forma de altar moderno. “Se abrió, en el
cielo, el santuario de Dios; y en el santuario apareció el arca de su
alianza. Se produjeron relámpagos, estampidos, truenos, un terremoto y
temporal de granizo”( Apoc. 11, 19) Escena
octava (derecha). La Mujer vestida de sol, símbolo de la Iglesia. El
dragón de las 7 cabezas, situado debajo de ella, intenta atacarla, y
arrastra con su cola la tercera parte de las estrellas. “Apareció en el
cielo una magnífica señal: una mujer vestida de sol, con la luna bajo
sus pies, y en la cabeza una corona de doce estrellas. Estaba en cinta,
gritaba por los dolores del parto y el tormento de dar a luz. Apareció en
el cielo otra señal: un gran dragón rojo, con 7 cabezas y 10 cuernos, y
en las cabezas 7 diademas. Su cola barrió la tercera parte de las
estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra. El dragón se quedó
delante de la mujer, que estaba para dar a luz, a fin de devorar al hijo
cuando naciera” (Apoc. 12,1-4). Escena
novena (arriba, derecha, junto a la Mujer). Un ángel recoge al Hijo
de la Mujer, recién nacido, para llevarlo al cielo (se ve poco). "La
mujer dio a luz un hijo varón, destinado a regirá todas las naciones,
con cetro de hierro. Tomaron al hijo y lo llevaron hasta Dios y sus tronos
(Apoc.12, 5). |