La apoteosis del Cordero. El Juicio final.
Tercer tapiz (segundo entrando, a la derecha).- Escena
primera (mirando al tapiz; abajo, centro): San Juan, de rodillas, con
su libro, contempla la Apoteosis del Cordero: "Después de esto
apareció, en la visión, una muchedumbre innumerable de toda nación y
raza, pueblo y lengua” (Apoc. 7, 9); "Estos son los que han salido
de la gran persecución. Han lavado y blanqueado sus vestiduras
en la sangre del Cordero”. (Apóc. 7,14). Escena
segunda (arriba,
centro): Apoteosis del Cordero. Los bienaventurados con palmas en las
manos, los ángeles, los 4 símbolos de los Evangelistas y los 24 ancianos
lo rodean. Uno de los ancianos recibe en un cáliz la sangre que salta del
Cordero. "Estaban de pie ante el trono y ante el Cordero. Vestían de
blanco, y tenían palmas en las manos. Clamaban con gran entusiasmo: “¡La
Victoria pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al
Cordero!”. Todos los ángeles que estaban de pie, rodeando el trono, los
ancianos y los cuatro vivientes cayeron rostro en tierra ante el trono, y
rindieron homenaje a Dios” (Apoc. 7, 9b-11). Escena
tercera (arriba, izquierda): el Señor entrega 7 trompetas a 7 ángeles,
los que anunciarán el juicio final. Ante el altar del Señor hay dos ángeles
prestos a dar la señal: “cuando el Cordero soltó el séptimo sello, se
hizo silencio en el cielo por cosa de media hora. Vi a los siete ángeles
que estaban delante de Dios; recibían siete trompetas.” (Apoc. 8, 1-2). Escena
cuarta (abajo, extrema izquierda): lluvia de fuego y de sangre cae
sobre la tierra, y el sol y la luna y las estrellas se ensombrecen: “al
tocar el primero su trompeta, se produjeron centellas y granizo, mezclados
con sangre. Y los lanzaron a la tierra. Un tercio de la tierra se abrasó,
un tercio de los árboles se abrasó, se abrasó toda la hierba verde. Al
tocar su trompeta el segundo ángel, cayó al mar un enorme bólido
incandescente. Un terció del mar se convirtió en sangre, murió un
tercio de los seres que viven en el mar, y un tercio de las naves naufragó."(Apoc.
8, 7-9); “al
tocar su trompeta el cuarto ángel, el golpe repercutió en un
tercio del sol, en un tercio de la luna y en un tercio de las estrellas.
Se entenebreció un tercio de cada uno de ellos, y al día le faltó un
tercio de su luz, y tomismo a la noche” (Apoc. 8,12). Escena
quinta (abajo, izquierda hacía el centro). Cae la estrella Ajenjo
en una especie de pilón. Una como boca vomita agua. “Al
tocar su trompeta el tercer ángel, se desprendió del cielo una
gran estrella, que ardía como una antorcha; y fue a dar sobre un tercio
de los ríos y sobre los manantiales. La estrella se flama «Ajenjo», Un
tercio de la aguas sé convirtió en ajenjo, y mucha gente murió a
consecuencia del agua, que se había vuelto amarga con amargura mortal.”
(Apoc. 8, 10-11).
Escena
sexta (abajo, izquierda centro). La plaga de las langostas, semejantes
a caballos, con rostro de hombre y cabellera de mujer. Salen del abismo
que ha abierto otra estrella caída del cielo con una llave: “al tocar
su trompeta el quinto ángel, vi en la tierra una estrella caída del
cielo. Había recibido la llave del pozo del abismo, y lo abrió. Del pozo
salió humo, como el humo de un gran horno; y con el humo del pozo se
oscurecieron el sol y el aire. Del humo saltaron a la tierra langostas,
que recibieron ponzoña de escorpiones. Tenían orden de no dañar, ni a
la hierba, ni a nada verde, ni a ningún árbol; sólo a los hombres que
no lleven la marca de Dios en la frente" (Apoc. 9, 1-4). “Las langostas tienen aspecto de caballos aparejados para la
guerra; llevan en la cabeza una especie de corona dorada, y la cara
aparenta de hombre. Las crines son como cabello de mujer, y los dientes parecen de
león. Tienen el pecho como corazas de hierro, y el fragor de sus alas diríase
el fragor de carros con muchos caballos que corren al combate.” (Apoc.
9,7-9).
Escena
séptima (abajo, derecha): la plaga de los 4 ángeles, preparados para
matar a la tercera parte de los hombres: "Al tocar su trompeta el
sexto ángel, oí una voz que salía de los ángulos del altar de oro que
está delante de Dios. Se le decía al sexto ángel, al que tiene la
trompeta: «Suelta los 4 ángeles que están atados junto al gran río
Eufratres». Quedaron sueltos los 4 ángeles, los que estaban reservados
para matar, en hora, día, mes y año determinados, a la tercera parte de
la humanidad" (Apoc. 9,13-15). Escena
octava (entre arriba y abajo, derecha): la plaga del ejército de
caballería. Escupen fuego, humo y azufre. "Las tropas de caballería
contaban doscientos millones. El número lo oí. En la visión ví así a
los caballos y a sus jinetes: llevaban corazas color fuego, jacinto y
azufre; las cabezas de los caballos parecían de león, y por la boca
echaban fuego, humo y azufre” (Apoc. 9, 16-17). Escena
novena (Centro, extrema derecha): un ángel, en una nube y con rostro
de sol; los pies, como columnas de fuego, que se apoyan en la tierra y en
él mar. Trae un libro abierto en sus manos, que es el libro profético.
San Juan lo recibe y lo traga: "Vi entonces otro ángel vigoroso que
bajaba del cielo, envuelto en una nube. El arco iris aureolaba su cabeza;
su rostro se aparecía al sol, y eran sus piernas como columnas de fuego.
Llevaba en la mano un librito abierto. Plantó el pie derecho en el mar y
el izquierdo en la tierra, y dio un grito estentóreo, como rugido de león.
Al gritar él, hablaron las voces de los siete truenos” (Apoc. 10,
1-3).”La voz del cielo que había escuchado antes, se puso hablarme de
nuevo diciendo: «Ve y coge él libra abierto de la
mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra. Me
acerqué al ángel, y le dije: «Dame el librito». Él me contestó: «Cógelo
y cómetelo. Te amargará las entrañas, aunque al paladar te sabrá dulce
como miel». Cogí el librito de mano del ángel, y lo comí”. (Apoc.
10, 8-10). Escena décima (arriba del todo, derecha).Tema ornamental; Dios dentro de un medallón, sobre algo que parecer altar. Dos ángeles a sus lados: el de su derecha tiene una trompeta; el otro, inclinado, deja caer algo de sus manos. |