San Juan en Patmos. Las siete iglesias de Asia.

Tapiz primero, entrando, a la derecha.-

Escena primera (mirando al tapiz, arriba, extrema izquierda): dos ángeles sostienen una cartela; detrás de ellos aparece el árbol de la vida:: "A mitad de la calle de la ciudad, a cada lado del río, crece un árbol de la vida. Da doce cosechas, una cada mes del año; las hojas del árbol sirven de medicina para las naciones." (Apoc. 22, 2)

Escena segunda (arriba, izquierda): el Señor está sentado encima del arco iris. Con su mano izquierda presenta el Evangelio abierto. Su derecha está rodeada por siete estrellas. Al lado de su cabeza, una espada flameante, de doble filo, que representa la palabra divina. San Juan, echado a los pies del Señor, recibe el mensaje que contiene las revelaciones divinas. 7 candelabros y una orla de nubes enmarcan la escena: "Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba. Al volverme vi siete candelabros de oro; en medio de los candelabros había una figura humana vestida de largo manto, con una faja dorada a la altura del pecho. El pelo de su cabeza era blanco como Sana, como nieve; sus ojos llameaban, sus pies parecían bronce incandescente de fragua; y era su voz, como el estruendo del océano. Con la mano derecha sostenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda, de doble fílo, y su semblante resplandecía como el sol en plena fuerza. “Al verlo caí a sus pies como muerto. El puso su diestra sobre mí, y me dijo: «No temas, yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve muerto; pero, ya ves: sigo viviendo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe lo que Irás viendo: lo que sucede y lo que va a suceder después»”. (Apoc. 1, 12-19)

Escena tercera (abajo, izquierda y centro; y arriba, centro): San Juan, sentado y acompañado de su águila, recibe de un ángel la misión de transmitir las revelaciones divinas a los ángeles representantes de 7 iglesias de Asia (Efeso, Esmirna, Filadelfia, Laodicea, Pérgamo, Sardis y Tiatira). Hay siete bellas arquitecturas; delante de cada una está su ángel: "Yo, Juan, hermano vuestro, que comparto con vosotros la lucha, el linaje real y la constancia cristiana, me encontraba en la isla de Palmos por anunciar el mensaje de Dios y por dar testimonio de Jesús. Un domingo me arrebató el Espíritu; y oía mis espaldas una voz, vibrante como una trompeta, que decía: «Lo que vas a ver y oír, escríbelo en un libro, y mándalo a estas siete iglesias: Efeso, Esmima, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Flladelfía y Laodicea»”. (Apoc. 1, 9-11).

Escena cuarta (abajo, a la derecha): desde la orilla del río de la vida, un ángel muestra a San Juan, arrodillado en la orilla de enfrente, la apoteosis del Señor, que está arriba: "Apareció después una puerta abierta en el cielo. La voz con timbre de trompeta, que me había hablado al principio, decía: -Sube acá, y te mostraré lo que luego va a suceder». Al momento me arrebató el Espíritu." (Apoc. 4,1).

Escena quinta (encima, a la derecha): 24 ancianos, más 7 lámparas, rodean al Todopoderoso. Los ancianos le ofrecen coronas de oro. Los símbolos de los Evangelistas están a los lados del Todopoderoso. Éste tiene en sus rodillas el libro de los 7 sellos, sobre el que se apoya el Cordero de 7 cuernos y 7 ojos. Todo, entre una orla de nubes y estrellas: "Había un trono en el cielo, y uno estaba sentado en él. El que estaba sentado en el trono parecía de jaspe y granate, y el trono irradiaba, todo él, un halo que parecía de esmeralda. En círculo, alrededor del trono, había otros 24 tronos; y, sentados en ellos, 24 ancianos con capas blancas y coronas de oro en la cabeza. Del trono salen relámpagos, estampidos y truenos. Ante el trono arden 7 lámparas: los 7 espíritus de Dios. Delante se extiende una especie de mar, transparente como cristal. En el centro, alrededor del trono, había 4 vivientes tachonados de destellos por delante y por detrás. El primero se parecía a un león, el segundo a un novillo, el tercero tenía cara de hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los 4 vivientes, cada uno con 6 alas, estaban tachonados de destellos por un lado y por otro” (Apoc. 4,2b-8); “En la diestra del que está sentado en el trono vi un rollo, escrito por las dos caras y sellado con siete sellos” (Apoc. 5, 1): “Entonces, entre el trono con los cuatro vivientes y el círculo de los ancianos, vi un Cordero: estaba de pie, aunque parecía degollado; tenía 7 cuernos y 7 ojos” (Apoc. 5, 6).