Se encuentra entre los dos edificios del monasterio.
Da acceso a un amplio vestíbulo, del que arranca el túnel que conduce al
ascensor que sube a la Cruz (100 metros) y que baja a la basílica (60
metros). Ambos son de uso privado.
La puerta tiene las mismas dimensiones que la puerta
principal. Se adorna con altorrelieves de bronce macizo, obra de Damián
Villar González.
En el tímpano, sobre las dos hojas de la puerta se
representa la glorificación de la Iglesia: arriba, Jesucristo mayestático,
rodeado de 4 ángeles; debajo, la Virgen, de bella expresión; a cada
lado, en la parte más baja, 10 santos, que miran a Jesucristo y la
Virgen, con gesto de acción de gracias.
En las dos hojas de la puerta se reproducen imágenes
del Apocalipsis, distribuidas en 20 paneles. Contemplando la puerta
cerrada, vemos 5 grupos de 4 paneles. Recorriéndolos, de arriba abajo, y
de izquierda a derecha, tenemos:
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Primer
grupo (paneles 1-4):
7 ángeles con cuencos, en los paneles de los extremos: 4 en el de la
izquierda, 3 en el de la derecha. Los cuencos se refieren a las
plagas. (“id a derramar en la tierra los siete cuencos del furor de
Dios” (Apoc. 16,1).
Se
ven 7 ángeles con trompetas en los paneles del centro: 3 en el de la
izquierda, 4 en el de la derecha. Las trompetas son las del juicio.
(“cuando el Cordero soltó el séptimo sello se hizo silencio en el
cielo por cosa de media hora; ví a los siete ángeles que estaban
delante de Dios: recibían siete trompetas”(Apoc. , 1-2); al tocar
su trompeta el ángel, oí una voz que salía de los ángulos del alta
de otro que está delante de Dios. Se le decía al sexto ángel, al
que tiene la trompeta, “suelta los cuatro ángeles que están atados
junto al gran río Eúfrates”; quedaron sueltos los cuatro ángeles,
los que estaban reservados para matar, en hora, día, mes y año
determinados, a la tercera parte de la humanidad” (Apoc. 9, 13-15).
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Segundo
y tercer grupos (paneles 5-12):
Representan los 4 jinetes del Apocalipsis: 2 en los extremos del
segundo grupo, 2 en el centro del tercer grupo. De izquierda a
derecha: jinete con pesa romana; jinete con arco de flechas; jinete
con espada; jinete con guadaña. "En la visión, cuando el
Cordero soltó el primero de los siete sellos, oí al primer viviente
que decía con voz de trueno: «-Ven». Apareció un caballo blanco;
el jinete llevaba un arco. Recibió una corona, y marchó victorioso
para vencer otra vez. Cuando soltó el segundo sello, oí decir al
segundo viviente: «-Ven». Salió otro caballo, alazán; y el jinete
recibió poder para quitarla paz de sobre la tierra, a fin de que los
hombres se degüellen unos a otros. Recibió también una espada
grande. Cuando soltó el tercer sello, oí que decía el tercer
viviente: «-Ven». En la visión apareció un caballo negro; su
jinete llevaba en la mano una balanza” (Apoc. 6, 1-5).
“Cuando
el Cordero soltó el cuarto sello, oí la voz del cuarto viviente que
decía: «-Ven». Apareció un caballo amarillento. El jinete se
llamaba «Muerte», y avanzaba seguido del abismo. Había recibido
poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar, con espada,
hambre, epidemias, y con las fieras salvajes” (Apoc. 6,7-8).
Entre
los dos jinetes del grupo segundo, 2º, paneles representando
las plagas del maremoto y del fuego. “Al
tocar el primero su trompeta, se produjeron centellas y granizo,
mezclados con sangre. Y los lanzaron a la tierra. Un tercio de la
tierra se abrasó, un tercio de los árboles se abrasó, se abrasó
toda la hierba verde. Al tocar su trompeta el segundo ángel, cayó al
mar un enorme bólido incandescente. Un terció del mar se convirtió
en sangre, murió un tercio de los seres que viven en el mar, y un
tercio de las naves naufragó."(Apoc. 8, 7-9).
“Al tocar su trompeta
el cuarto ángel, el golpe repercutió en un tercio del sol, en un
tercio de la luna y en un tercio de las estrellas. Se entenebreció un
tercio de cada uno de ellos, y al día le faltó un tercio de su luz,
y lo mismo a la noche” (Apoc. 8,12).
Apoc.
16, 8: "El cuarto ángel derramó su cuenco en el sol, e hizo que
abrasara a los hombres con su ardor”.
Apoc.
16, 10: "El quinto derramó su cuenco sobre el trono de la fiera,
y su reino quedó en tinieblas”.
Apoc.
16, 12: "El sexto derramó su cuenco sobre el gran río Eufratres;
y se quedó seco”. Apoc. 16, 17-19: "El séptimo
derramó su cuenco en el aire. Y del interior del santuario salió una
voz potente, qué venía del trono. Decía: «Hecho está». Se
produjeron relámpagos, estampidos, truenos, y un terremoto tan
violento, que no se ha producido igual desde que hay hombres sobre la
tierra. La gran ciudad se hizo tres añicos, y las capitales de las
naciones se derrumbaron. Dios daba de beber a la gran Babilonia la
copa de su vino, del furor de su cólera”. Los paneles de
los extremos del grupo 3º, representan la resurrección de los dos
testigos. En cada panel dos ángeles resucitan a un hombre. “Al
cabo de tres días y medio, un aliento de vida, mandado por Dios, entró
en ellos; y se pusieron en pie. Un gran terror sobrecogió a cuantos
lo veían. Se oyó entonces una voz potente que les decía desde el
cielo: “Subid aquí”. Y subieron al cielo en una nube, a la vista
de sus enemigos." (Apoc. 11,11-12).
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Cuarto
grupo (13-16 paneles):
Los 4 símbolos de los Evangelistas. Se ha explicado su origen al
hablar de los Evangelistas de la Cruz.
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Quinto
grupo (17-20 paneles):
24 personajes en total: 6, en cada panel. Sin duda, son los 24
ancianos, mencionados muchas veces en el Apocalipsis.
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